Se conoce como road rage el fenómeno por el cual cuando dejamos de caminar por la calle y nos sentamos a los mandos de un vehículo cambiamos nuestros comportamientos, de manera que nos dejamos llevar por la ansiedad y el enfado hasta el punto de que como conductores tomamos decisiones erróneas, debido a que nos dejamos dominar por la ira de la carretera, que es lo que significa textualmente road rage.
Esta agresividad no es más que una prueba de la necesidad de controlar nuestras emociones en el coche. La conducción, pese a que se trata de una actividad compleja y sofisticada, en la que entran en juego nuestras aptitudes psicofísicas y nuestras habilidades más racionales, relacionadas con la toma de decisiones, al final se convierte en una actividad emocional que conviene tener bajo control.
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