El aparcamiento en línea es sin duda la forma de estacionar que más problemas plantea al conductor, pero no sólo porque su ejecución requiere de mayor maniobra que otras. Al aparcar el coche de esta forma, a menudo nos veremos obligados a invadir la vía para subir o bajar del coche, con la falta de seguridad que ello puede suponer. Y es un problema con el que nos podemos encontrar tanto si somos el conductor como si somos alguno de los pasajeros.
Ante todo tenemos que tener claro que mantener la puerta abierta hacia la vía se puede considerar obstrucción de la misma. Por eso, si un coche colisiona con el tuyo mientras abres la puerta o la mantienes abierta, la culpa recaerá casi siempre sobre ti. Sólo quedaremos exculpados si se demuestra que el otro conductor estaba infringiendo expresamente alguna norma: circular marcha atrás, venir por la derecha en un cruce, no respetar un semáforo, invadir el carril contrario…
Por otro lado, la de acceder a nuestro coche y, sobre todo, la de abandonarlo son acciones que no están carentes de peligro. En España mueren cada año 150 personas por ser arrolladas al bajar o subir de su vehículo. Y en esta cifra no están incluidos los numerosos percances de ciclistas y motoristas que se estrellan contra una puerta abierta repentinamente; un fenómeno cada vez más frecuente (por el aumento de presencia de la bicicleta en la ciudad) y que ya ha sido bautizado con el nombre de “dooring”.
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