El objetivo principal de Circula Seguro es evitar los accidentes y víctimas de cualquier tipo de accidente de tráfico por medio del fomento de una buena Educación Vial. Cuando lamentablemente el percance ya haya ocurrido, y seamos testigos de él, aún podemos ser útiles a los heridos e incluso a nosotros mismos. ¿Cómo? A través del protocolo PAS.
PAS es el acrónimo de PROTEGER, AVISAR Y SOCORRER. Y equivale a la conducta idónea que hemos de practicar ante cualquier accidente con víctimas que presenciemos. Se trata de realizar la mejor “composición de lugar” ante un hecho en el que debemos actuar con serenidad, decisión y de forma expeditiva. Es la mejor manera de protegernos a nosotros mismos, también.
Según datos de Cruz Roja, si sólo un 20% de la población conociera el protocolo PAS, se evitarían muchos de los fallecimientos. Debemos recordar que los cinco minutos justo después del accidente son los momentos más críticos: más del 50% de las víctimas mortales de accidentes se dan en esa escaso pero vital tiempo.
Proteger, Alertar y Socorrer, palabra a palabra
1. Proteger
El concepto de protección es amplio. Primero a nosotros mismos. Después a las personas directamente implicadas en el accidente. Por partes:
-Autoprotección: tenemos que estar seguros de que al acercarnos al lugar del accidente, nuestra vida no estará expuesta. Es muy peligroso aproximarse si hay fuego o sustancias derramadas en los alrededores del lugar del percance. Si es así, lo mejor es no actuar tras valorar que nosotros podemos sufrir un nuevo accidente. Y siempre, ante cualquier situación, debemos ponernos los chalecos reflectantes para ser vistos por los otros conductores.
-Protección del lugar del accidente: haciéndolo, se evitarán nuevos accidentes. El paso de los vehículos por el punto concreto del percance es crítico. Para ello, marcaremos adecuadamente la zona colocando los triángulos de preseñalización. Encenderemos las luces de emergencia, y las de posición de nuestro vehículo. Nos aseguraremos de haberlo dejado aparcado fuera del área de peligro.
-Protección de las víctimas: salvo en casos de extrema necesidad, no sacaremos a las víctimas del vehículo. Podemos causarles más daño del que creemos. Numerosas y graves lesiones vertebrales se dan al no considerar lo traumático de una extracción sin las condiciones técnicas y herramientas adecuadas para ello. Y por último, NUNCA debemos quitar el casco a un motorista accidentado. Sólo lo hará el personal formado y entrenado para ello.
2. Avisar
La llamada al Servicio de Emergencias Médicas es una de las acciones principales que realizaremos como testigos de un accidente. Nuestra llamada pondrá en funcionamiento la llamada Cadena Asistencial. La forma adecuada y la rapidez con la que se haga, podrá salvar muchas vidas.
¿Cómo realizar óptimamente esa llamada a los servicios de emergencia?
Llamando al 112. Es gratuito. Funciona en toda Europa. Y la comunicación se puede establecer sin necesidad de desbloquear el dispositivo e incluso en zonas donde el operador no disponga de cobertura.
La información que hemos de proporcionar es la siguiente:
-Localización lo más exacta posible del lugar del accidente. A través del nombre de la calle o la carretera, y el sentido del carril del percance.
– Número de heridos y toda la información pertinente acerca de su estado.
– Características y número de vehículos implicados.
– Circunstancias especiales acerca del accidente. Por ejemplo, si hay personas atrapadas en el vehículo, si el vehículo ha caído al agua, o transporta mercancías peligrosas, o si existe peligro de caída…
– Cualquier otra información que sea pertinente que sepan los servicios de emergencias.
– Un número de teléfono de contacto. No debemos cortar la llamada hasta que te lo indiquen.
Lo normal es que exista más de un testigo presencial, o auxiliador frente a un mismo accidente. Se ha de priorizar entre qué es más urgente y qué menos. Y siempre debemos optimizar el tiempo, por lo que uno de ellos puede valorar el estado de los heridos y al mismo tiempo, contárselo a otro que está realizando la llamada de teléfono a los servicios de emergencia.
3. Socorrer
La ayuda prestada ha de ser extremadamente cuidadosa para no añadir daños a los que ya se han producido por el accidente. Es normal que tanto los heridos como los propios testigos sufran una gran tensión que provoque que se actúe de forma incorrecta. Por lo que en la medida de lo posible, hay que encontrar la dosis exacta de calma y diligencia.
Una vez que hayamos “protegido” la zona, y hayamos “avisado o alertado” a los servicios de emergencia, pasamos a la fase de socorro. El protocolo PAS con su gradación de acciones no es inflexible, pero sí establece este orden como el más adecuado para la mayoría de las situaciones en las que nos encontremos como auxiliadores.
Centrándonos en esta fase del protocolo, lo primero que debemos hacer aunque parezca una obviedad es acercarnos a la persona herida y hacer las siguientes comprobaciones:
¿Está consciente o inconsciente? Para saberlo, le preguntaremos, “¿qué te pasa?”.
– Si responde, es que está consciente. En cualquier caso, podemos ayudarle a reaccionar pellizcándole en el dorso de la mano. En general es positivo que el herido responda ante nuestra voz o a estímulos externos. Eso quiere decir que su corazón y aparato respiratorio funciona. Podemos, sin perder de vista su evolución, pasar a atender a otros heridos si los hubiese. Y procederíamos a informar a través de otro auxiliador o de nosotros mismos que uno de los heridos está consciente.
-Si no responde, es que está inconsciente.
El hecho de que esté inconsciente significa que debemos reanimarlo. Sólo debemos hacerlo si estamos seguros de cuáles son las técnicas apropiadas. Si no es así, ante la duda, o ante la posibilidad de no realizar esas técnicas de primeros auxilios correctamente, es mejor no actuar.
Insistimos, estamos para ayudar al herido, no para provocarles más daños.
Si es así, procedemos a informar a los servicios de emergencia de que hay un herido que está inconsciente. Serán los especialistas los que se encarguen de emplear sus conocimientos para reanimar a la víctima.
En cualquier caso, recordamos a través de este vídeo cuáles son esos ejercicios de primeros auxilios. El objetivo será restablecer en la víctima las funciones respiratorias y ejercicios de contención para las posibles hemorragias de las heridas.
¿Qué más podemos hacer?
En realidad, una vez protegida la zona, alertado de la situación a los servicios de emergencias y socorrido a los heridos en función de nuestras posibilidades, nos queda esperar que lleguen los especialistas y atender a la evolución de las víctimas. Como dijimos, es mejor ayudar poco pero bien, que mucho y mal.
Por otro lado, hay algo que no debemos realizar nunca: ni mover a los heridos (más allá de lo debido según las circunstancias), ni proporcionarles comida o agua, aunque nos la pidan. Otro aporte que podemos realizar es tapar con una manta a las víctimas, puesto que éstas sentirán frío aunque estemos a 35 grados.
Una responsabilidad moral, y legal
Para terminar, destacamos que no sólo como conductores testigos presenciales de una accidente, sino simplemente como personas, tenemos las obligación moral de ayudar. Y si eso fuera poco, el acto de omisión de socorro está penado por la ley.
Nuestra obligación, por tanto, es la de atender en la medida de nuestras posibilidades a las víctimas de un accidente. Seguir el protocolo PAS que acabamos de repasar es la mejor forma de minimizar y contener los daños producidos.
Nuestra misión no es hacernos los héroes y poner nuestra vida o la de las víctimas en peligro. Simplemente, lo que tenemos que hacer es mantener a los heridos en la mejores condiciones posibles hasta que llegue la ayuda especializada. Lo que ya es
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