- Un estudio calcula que las entregas de última milla aumentarán en más de un 30% para 2030 en las cien principales ciudades del mundo
15 JUNIO 2021
Todavía sorprende que 24 horas después de haber realizado un pedido por internet llegue a casa. ¡Desde China! La mercancía ha sido recogida en camión desde un puerto o un aeropuerto. Se transporta a un centro logístico, un almacén grande, para que una flota lo distribuya a otros almacenes más pequeños y más próximos a las ciudades. Es lo que se conoce como distribución múltiple, uno de los sistemas más eficaces para sortear la densidad de algunas ciudades y su trazado: se usan vehículos grandes, que avanzan por la ciudad hasta donde se lo permitan las restricciones impuestas por las autoridades, y se van sustituyendo por vehículos más pequeños, bicicletas o patinetes, hasta que el paquete llega a su destino (ver infografía).
Impacto del Covid
La última milla –recordemos que es el trayecto final de un paquete– se enfrenta a tres retos principales, según Matthias Winkenbach, director del MIT Megacity Logistics Lab: mayor densidad y congestión en las ciudades, un crecimiento imparable del comercio en línea (que se ha disparado con la pandemia) y unas expectativas crecientes de clientes cada vez más exigentes (envíos gratuitos y entregas flexibles e inmediatas). El último estudio de eCommerce en España en 2020 determina que esta actividad se ha incrementado un 20% en un solo año. De hecho, ya son 20 millones los españoles (entre 16 y 70 años) que compran habitualmente por internet. Otro estudio del Foro Económico Mundial calcula que las entregas de última milla en zonas urbanas aumentarán en más de un 30% para 2030 en las cien principales ciudades del mundo. Y si las autoridades no lo remedian, las emisiones de CO2 emitidas alcanzarán los 25 millones de toneladas ese año.
Alternativas sostenibles
Las soluciones más que necesarias son urgentes. Porque además existe un problema de fondo: un aumento de la siniestralidad vial en la ciudad (un 7% más en accidentes de reparto de comida a domicilio y de casi el 50% en accidentes con furgonetas involucradas), según datos de Asepeyo de 2018. El último Observatorio de Siniestralidad Vial Laboral de España de 2019 expone otra realidad preocupante: el 40% de los accidentes de tráfico en desplazamientos laborales los sufren las bicis, motos y patinetes.
Pero hablemos de soluciones. La consultora Deloitte considera estas acciones como algunas de las más efectivas para reducir impacto ambiental y mejorar la calidad de vida de las ciudades: hubs urbanos (almacenes reducidos y ágiles en los centros urbanos); redes de puntos de entrega (taquillas inteligentes y puntos de conveniencia); soluciones tecnológicas como digitalización de las zonas de carga y descarga, plataformas digitales de carga colaborativa o sistemas de medición de la conducción y rutas de reparto; electrificación de las flotas; distribución nocturna; proveedor logístico externo (distribuidor de mercancías especializado en el reparto), incluso entregas en transporte público. Pero para Fernando Antolín, director de Estrategia y Operaciones de Deloitte, el sistema más sostenible “para zonas de alta densidad poblacional y paquetes de menos de 2 o 3 kilos, que representan una gran parte del total, es sin duda el reparto a pie”.
Jaime Moreno, director general de Transporte Terrestre, del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, considera que el vehículo autónomo puede ser un "vector importante para el reparto de mercancías", en especial tras la aprobación del límite a 30 en ciudad.
Modelos de negocio
“Apostar por una última milla sostenible –dice May López, directora de Desarrollo de Empresas por la Movilidad Sostenible e impulsora de la iniciativa entregasostenible.org– implica apostar por modelos de negocio que contribuyan de forma positiva al desarrollo económico y social allí donde operan”. Porque, según esta experta, la competitividad de las empresas en última milla está fomentando hábitos de consumo insostenibles: "La superurgencia, las devoluciones gratuitas, que están generando tasas de retorno del 30%, prácticas laborales incorrectas o modelos de negocio que no operan en igualdad de condiciones, están teniendo un gran impacto económico, social y ambiental que hay que remediar”. Jesús Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación Mapfre, apela a la responsabilidad del consumidor contando una anécdota personal: “Mi última compra por internet ha sido un timbre para mi bici que costaba 2 euros más otros 3 que he tenido que pagar por transporte ¡desde China! Vamos, que debería haberme acercado andando a la tienda del barrio”.
Buenas prácticas
Pero no todo son malas noticias. “Hay organizaciones que no solo impulsan la fabricación de productos sostenibles, sino que también se comprometen a realizar entregas sostenibles”, dice May López. Y, en su opinión, deberían ser premiadas. Veamos algunos ejemplos. Nacex y su campaña “Tu envío sostenible”, que ha conseguido una reducción del 35% de las emisiones de CO2 en 2020, ha concentrado todos los esfuerzos en mejorar la eficiencia de la última milla a través de su red Nacex.shop, formada por establecimientos comerciales y taquillas inteligentes con más de 2.100 puntos disponibles.
Correos, por su parte, que cuenta ya con 1.300 vehículos eléctricos, quiere que en 2030 el 50% de su flota sea impulsada por tecnologías alternativas. En los últimos años ha instalado más de 5.000 Citypaq o taquillas inteligentes, para enviar, recoger o devolver paquetes. "Apostamos por un modelo de movilidad sostenible e inteligente tanto en el ámbito urbano y metropolitano como en el ámbito rural”, explica Elena Fernández, subdirectora de Relaciones Internacionales y Sostenibilidad de la compañía. Correos lidera un proyecto colaborativo europeo, llamado Senator, junto con ayuntamientos como el de Zaragoza o Dublín (Irlanda) y el objetivo de ayudar a municipios a mejorar su planificación y gestión de la logística urbana. Tendrá una duración de cuatro años y estará financiado íntegramente por la Comisión Europea.
Cooperar es clave
Entre los objetivos de Seur está que en 2025 el reparto sea 100% ecológico en el centro de 20 ciudades españolas. “En Seur pensamos –dice Julie Urban, responsable de RSC de la compañía–, que la logística será sostenible o no será”. Desde enero de 2020 está en marcha un proyecto pionero en Madrid para la medición de la calidad del aire. A través de sensores instalados en la flota y las instalaciones urbanas de la compañía, recogen datos reales cada doce segundos. Son capaces de detectar partículas finas (PM2,5), las más dañinas para la salud.
Además, colabora con Mensos, una empresa de mensajería sostenible, con la que ha establecido 100 rutas de andarines y triciclos, y con Koiki, empresa de distribución sostenible de última milla. Koiki cuenta con dos centros de consolidación en Madrid y Barcelona, 50 microhubs en 18 provincias españolas, y emplea a cerca de 150 personas, pertenecientes a colectivos de difícil reinserción laboral, que realizan el reparto a pie o en bici. En 2020 entregaron cerca de 400.000 paquetes ‘sostenibles’, lo que supuso un ahorro de 172 toneladas de CO2.
https://revista.dgt.es/es/reportajes/2021/06JUNIO/0615ultima-milla-sostenible.shtml
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