El próximo 5 de enero hará tres años. Un viaje a Zaragoza, un accidente en la AP-68 y el cambio radical de la vida de Patricia Gutiérrez, una joven calagurritana, profesora de Economía en Teresianas, que tras la lesión medular y su paso durante siete meses por el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo sigue trabajando, sigue explicando la diferencia entre la oferta y la demanda a jóvenes calagurritanos, sigue disfrutando de sus amigos, de su familia, de su pareja… Sigue en definitiva con su vida, más allá de su lesión, sentada en su «trono», sonriéndole a la vida.
Patricia Gutiérrez, con su cuento ‘Érase una vez una princesa’, es la ganadora del VII Certamen de cuentos cortos del Hospital Nacional de Parapléjios de Toledo, coordinado por la doctora María Ángeles Pozuelo y cuyo objetivo es poner en valor los talentos y potencialidades ocultos de las personas que participan en él. El certamen va destinado a pacientes, expacientes, familiares y profesionales del centro hospitalario.
Tal y como ya se hizo en las seis ediciones anteriores, los 25 cuentos recibidos se han publicado tanto en el blog ‘Afrontando la lesión medular’, como en el Facebook del Hospital de Parapléjicos, de tal manera que han sido los lectores internautas quienes han elegido los relatos finalistas del certamen. Además, la votación de un jurado compuesto por profesionales del Hospital de Parapléjicos ha sido decisiva para seleccionar los tres cuentos ganadores que han obtenido sendos premios. En este sentido, el primer premio consiste en un fin de semana, para dos personas, en la casa rural adaptada ‘El Rinconcito de Gredos’, en Ávila.
Este es el cuento con el que Patricia ha ganado el certamen
«Érase una vez una bella princesa que vivía en un maravilloso reino. Cuidadosa y detallista, disfrutaba feliz de cada momento, hasta que una fría tarde de enero cayó bajo un terrible encantamiento.
La princesa despertó en un mundo blanco. No podía hablar, tampoco moverse, pero cada cierto tiempo era visitada por unos elfos mágicos que le servían extraños brebajes para intentar sanarla.
Sus pensamientos y sueños también fueron encantados, apoderándose de ellos un séquito de terribles demonios. Sin embargo, su hada madrina, con sus dulces cánticos conseguía sosegarla y darle ánimos.
Trascurrió el tiempo y los efectos del encantamiento fueron menguando, a la par que los brebajes surtieron efecto. La princesa reunió fuerzas y atacó a los demonios con sus propios dragones, consiguiendo derrotarlos.
Los elfos blancos que la salvaron, le comunicaron que el encantamiento había cesado. Sin embargo, existían efectos que la acompañarían de por vida: no podría volver a caminar. Pero ella, estaba decidida a volver a conquistar su reino, junto a su hada madrina, su fiel general, su príncipe azul, su ejército y sus fieros dragones.
Antes de partir, los elfos le regalaron un arma secreta: su nuevo trono. Y con él consiguió conquistar el mundo.
– Epílogo:
Esta es la historia de mi paso por el Hospital Nacional de Parapléjicos, en la cual, los elfos mágicos representan a los profesionales del HNP; el hada madrina, a mi madre; el fiel general, a mi padre; el príncipe azul, a mi pareja; el ejército, a todas aquellas personas que me han apoyado y los dragones son los valores, esperanza y fuerza para afrontar todos los demonios, es decir, los miedos».
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