lunes, 28 de marzo de 2016

Las multas de los radares se elevan un 30% en dos años en Euskadi


Los medidores de velocidad fijos y móviles de la Ertzaintza detectaron en 2015 a 627 infractores cada día.

La madrugada del 7 de marzo de 2015 un control de la Ertzaintza situado en la autovía que conecta Bilbao y Mungia vio pasar un Audi a 221 kilómetros por hora por un tramo en el que la velocidad máxima se limita a 100. El conductor, de 24 años, fue detenido y ha tenido que responder en los tribunales porque la infracción es tan grave que excede la mera sanción económica y la retirada del carné. El caso marca hasta la fecha el récord absoluto en los registros de la Policía vasca, pero en el fondo es uno más entre tantos. Cada vez más. El número de multas impuestas por los radares que salpican el territorio se ha elevado un 31% en apenas dos años hasta cifras nunca vistas, el pasado ejercicio fueron ‘cazados’ 627 infractores cada día cuando en 2013 se detectaba a ‘sólo’ 477.
Según las estadísticas del área de Tráfico del Gobierno vasco, los medidores de velocidad han pasado de sancionar a 174.000 personas hace tres años a 228.000 el último ejercicio. Son 54.000 más prácticamente con los mismos medios, porque el número de cinemómetros no ha variado demasiado en este tiempo. Las carreteras vascas estaban vigiladas hasta el pasado verano por 57 radares fijos y 9 móviles -tres por cada provincia-, a los que la Ertzaintza sumó en julio la instalación de siete nuevas cabinas en zonas «problemáticas». Las curvas de Deba y Zumaia en la AP-8, el paso de Subijana en la AP-68... La ampliación, en todo caso, no significa directamente una mayor presión punitiva ya que la existencia de nuevas carcasas sirve a veces únicamente como medida disuasoria para frenar a los conductores. Algunas cajas no llevan dentro un velocímetro.
¿Cómo se explica entonces un aumento tan significativo de las sanciones? Para empezar, porque hay más coches en las carreteras. Las mejores perspectivas económicas han elevado notablemente el tráfico en el territorio durante los dos últimos años, lo que indefectiblemente ha disparado la siniestralidad. 2014 registró menos muertos de tráfico que nunca en el País Vasco (29) pero al año siguiente la cifra se disparó (53). Esto ha hecho que el área de Tráfico y la Ertzaintza multipliquen los controles para evitar despistes al volante -el pasado ejercicio se impusieron 1.879 sanciones por usar el móvil o mirar el GPS-, poner coto al consumo de alcohol y drogas, garantizar el uso del cinturón de seguridad y, especialmente, luchar contra los excesos de velocidad.

La batalla contra los ‘fitipaldis’ se afronta por varias vertientes. Por un lado, ‘afilando’ los radares. La Dirección General de Tráfico (DGT) anunció el pasado año que reducía el margen de error de sus medidores en toda España a 8 kilómetros por encima del límite permitido, pero el Gobierno vasco es mucho más férreo. Además de adquirir varios medidores láser mucho más precisos que los tradicionales, «no se pueden sobrepasar nunca los máximos permitidos», ha repetido varias veces la directora de Tráfico, Garbiñe Sáez. No es del todo cierto, pero ya hay radares saltando en los entornos de Bilbao y San Sebastián a 55 y 124 kilómetros por hora, cuando el límite son 50 y 120 respectivamente.

Y aunque el tramo vizcaíno de la autopista A-8 entre Malmasin y Cantabria, la N-1 en Gipuzkoa y la AP-68 en Álava son las rutas más ‘vigiladas’ de Euskadi por los radares, los conductores también deben extremar las precauciones en vías urbanas e interurbanas. No se incluyen en las estadísticas de la Ertzainza, pero cada vez más policías municipales multan con medidores de velocidad portátiles que camuflan en coches patrulla. Nadie quiere una desgracia en su pueblo. «Si hiciera caso a los ayuntamientos, tendríamos un radar en todos los municipios vascos», señala Garbiñe Sáez.
http://www.elcorreo.com/bizkaia/sociedad/201603/28/multas-radares-elevan-anos-20160327220148.html?ns_campaign=WC_MS&ns_source=BT&ns_linkname=Scroll&ns_fee=0&ns_mchannel=EM

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