viernes, 1 de mayo de 2015

La DYA descubre frente a su sede en Alameda San Mamés la escultura en tributo a su fundador, el doctor Juan Antonio Usparitza

BILBAO. Purificación Usparitza, hija del fundador y presidente de la DYA durante más de 45 años, el doctor Juan Antonio Usparitza, y la viuda del escultor Ernesto Kahle, Esperanza Olaso, descubrieron ayer el busto con el que se pretende mantener viva la memoria de un médico que ejerció su profesión hasta su muerte, en 2012, a los 92 años, con una marcada vocación de servicio. De hecho, la peana recoge una frase que resume su manera de entender lo que más que un trabajo era un modo de vida: «Detenerse y ayudar a los demás sin esperar nada a cambio, es voluntario».


El actual presidente de la DYA, José Antonio Guevara, leyó un sentido resumen de la trayectoria de quien dijo haber sido «el ser humano más excepcional que he conocido». Y destacó lo idóneo del enclave: una zona peatonal en la confluencia de las calles Fernández del Campo, Iparraguire y Alameda San Mamés, frente a la sede del colectivo y próxima a la Clínica Indautxu, que el doctor fundó en la década de los cincuenta con el nombre de Clínica Ginecológica Usparicha y donde ayudó a venir al mundo a miles de bilbaínos. Se estima que contribuyó al alumbramiento de 26.621 personas. Guevara también adujo la cercanía de Azkuna Zentroa, para, a continuación, resaltar «la mutua admiración» que el doctor y el difunto alcalde se profesaban.


En un acto que contó con una nutrida representación institucional, los presentes celebraron con especial énfasis la colocación de una obra que esconde una rocambolesca historia, tras haber permanecido más de quince años extraviada, sin que no pocos en el seno de la DYA creyesen que había sido el propio Juan Antonio quien la ocultó para evitar un homenaje por todo lo alto. El socio que propuso la idea se encargó de enviar el busto de bronce a Santander para que un escultor rematase el trabajo de Ernesto Kahle. Sin embargo, nunca se volvió a saber nada de la obra y, cuando el propio Usparitza fue a visitar al socio a la residencia en la que estaba ingresado, la enfermedad que padecía le impidió informarle sobre su posible paradero.
«Hasta el final sin protestar»
En abril del pasado año, un hombre que conducía una moto por Santander se acercó a un vehículo de la DYA y le dijo al sanitario que tenía el busto del doctor. Era el escultor cántabro. Como nadie se había puesto nuevamente en contacto con él, acomodó el retrato en el jardín de su vivienda. Esperanza Olaso puso ayer el acento en la emoción que ha producido a su familia el emplazamiento en un lugar tan emblemático de un trabajo de su marido que consideraban irrecuperable. Purificación, la hija de Usparitza, se mostró emocionada por el tributo a su padre, a quien ensalzó por «su energía y dedicación a los demás hasta el final y sin protestar».

El Correo, 1 mayo, 2015  Pág 5

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