viernes, 9 de diciembre de 2016

Universidades: cum laude en seguridad

"La  investigación universitaria ha pasado en los últimos años de lo teórico a la búsqueda de soluciones a problemas reales de la sociedad, como es la seguridad vial”, indica Pino Caballero, profesora del Departamento de Ingeniería Informática y de Sistemas de la Universidad de La Laguna (Tenerife). Muestra de ello son las decenas de investigaciones que se están llevando a cabo en las universidades españolas con un objetivo común: reducir los accidentes. Y muchos son los ejemplos.
Universidad Politécnica de Valencia ha participado en dos proyectos cuyo objetivo es detectar la somnolencia y la fatiga en el conductor y alertarle de manera que no suponga un peligro mayor. El primero, el proyecto europeo Harken, “busca obtener la información de señales biofísicas como el ritmo cardíaco y la respiración mediante el textil del asiento y el cinturón de seguridad”, indica José Solaz, director de Innovación en Automoción y Medios de Transporte. Por su parte, el reto del proyecto Somnoadas es detectar e interpretar los movimientos del cuerpo del conductor, sobre todo del torso, como los datos de entrada para algoritmos de detección de la respiración.
Como los ojos
En la Universidad Carlos III de Madrid también trabajan en un dispositivo que alerta al conductor de la somnolencia, monitorizando dónde mira y analizando el parpadeo. Pero es solo una de las líneas de investigación de esta universidad, ya que, en la actualidad, continúan desarrollando y mejorando otros dispositivos. Así, mediante un sistema de cámaras, simulan la visión humana para detectar peatones y alertar al conductor de su presencia. Otros sistemas detectan las líneas de la carretera, cuántos carriles existen, si es línea continua y avisa de forma acústica al conductor si realiza una maniobra que pueda suponer un riesgo para la seguridad según esos parámetros. Estos dispositivos, comenta José María Armingol, del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad Carlos III, “se pueden aplicar al coche autónomo, pero también como elementos independientes para un vehículo normal”.
Seguridad Activa
Porque en seguridad pasiva ya hay mucho hecho, “la gran mayoría de investigaciones se realizan en el terreno de la seguridad activa, donde el margen de mejora es mayor”, señala Felipe Jiménez, director de la Unidad de Sistemas Inteligentes en Vehículos del INSIA (Instituto Universitario de Investigación del Automóvil de la Universidad Politécnica de Madrid). Desde aquí están desarrollando un sistema de control de velocidad en función de la vía, las condiciones del momento, si hay una curva, etc. Otro sistema basado en comunicaciones alerta al conductor si debe parar o no en una intersección y, por otra parte, avisa del ángulo muerto a motocicletas.
Se quedan en el papel
El trabajo de los investigadores está hecho, pero queda el paso final. o en eso, en proyectos sobre el papel. “En la actualidad en las universidades españolas se están haciendo muchas investigaciones en seguridad vial, pero luego no van más allá, no llegan a la gente”, señala Pino Caballero. Una de las causas es que “al no tener España marca propia de vehículos, como ocurre en otros países, se dificulta la transferencia de tecnología del prototipo al real, nos falta un centro de i+D como el de Toyota, por ejemplo”, concluye José María Armingol. Coincide Unai Hernández, que, al igual que Pino, considera que “corresponde a instituciones y empresas comprar las patentes y desarrollar los proyectos para que se conviertan en algo real; en otros países es la marca de coches quien demanda las investigaciones”.
El contacto con la empresa es clave y un beneficio para todos, señala Alberto Mansilla, que añade que la clave es “poner la universidad al servicio de la empresa, con una mayor implicación de la administración, que apoye y demande productos innovadores y seguros”.

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