- El hecho de que los chicos fueran dormidos, reclinados en sus asientos, en lugar de erguidos, pudo haberles salvado la vida
27 JULIO 2015
Pasadas las cinco de la mañana del domingo 26 de julio, el autobús en el que viajaban 53 estudiantes de entre 18 y 25 años chocó contra el techo de un túnel en la ciudad francesa de Lille. El viaje lo había organizado la embajada de España en Francia en coordinación con el gobierno vasco. La mayor parte de los pasajeros (los que salieron ilesos y los heridos leves) regresan hoy lunes a España en tren desde París, habiéndose desplazado hasta la capital francesa en otro tren desde Lille.
El conductor ha reconocido en comisaría que dio más importancia a la ruta que le indicaba el GPS que a las señalizaciones, según se indica en las primeras informaciones. Al parecer se había adentrado por error en la ciudad y buscaba salir de ella. El túnel del Grand Boulevard, en el barrio de la Madeleine, tiene un aviso previo en el que se muestra la altura máxima permitida (2,60 metros). El vehículo excedía esta altura permitida en un metro aproximadamente. La inexistencia de un pórtico de prueba hizo que el conductor pensara que podría pasar por el túnel. Dicho pórtico ha sido derribado varias veces y no ha sido reemplazado.
Treinta y cuatro pasajeros fueron ingresados en el Hospital Universitario de Lille, seis de ellos en estado grave, pero no se teme por la vida de ninguno de ellos. Trece personas ya han sido dadas de alta. Se produjeron sobre todo fracturas de nariz y clavícula, luxaciones de espalda y hematomas. Los pasajeros que no requirieron traslado hospitalario han pasado la noche en un polideportivo en el municipio de La Madeleine, cercano al lugar de los hechos.
Los dos conductores del autobús dieron negativo en la prueba de alcoholemia, pero la Policía francesa cree que el vehículo circulaba a una velocidad mayor de la permitida (70 kilómetros por hora).
Un punto negro
No se trata de un accidente aislado en este túnel. Según apunta el vicealcalde del municipio, Christian Janssens, se han producido varios choques de furgonetas pero nunca un autobús. El mes pasado tuvo lugar el útimo incidente. En este tipo de túneles suele haber antes un pórtico que limita la altura, y si contacta con el vehículo indica al conductor que debe parar. No ha sido repuesto en su lugar tras el último choque. El presidente del consejo departamental de Lille, Jean-René Lecerf, reconoció que el túnel donde se produjo el siniestro cumplía con la normativa pero carecía de medidas de seguridad suficientes.
Pudo haber sido peor
La mayoría de los jóvenes estaban reclinados en sus asientos mientras dormían. Si hubiesen estado más erguidos el desenlace podría haber sido mucho peor. Un pasajero relató a Efe "Viajaba dormido como mucha gente. De pronto nos hemos despertado; yo estaba tumbado en la fila de atrás y no me ha pasado nada, pero compañeros que estaban delante y al lado sufrieron cortes en la cara y en la barbilla. Al incorporarme tenía una barra de metal a 10 ó 20 centímetros de mi cara".
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