Daniel Diez Sanz y Sergio Álvarez Gallego, de la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid, nos responden a una pregunta frecuente: ¿cuánto contamina una bicicleta eléctrica? ¿Cuál es el impacto ambiental de las e-bikes?
Aunque se presente como un medio de transporte sostenible, los críticos de la bici eléctrica critican su consumo de electricidad y, sobre todo, la contaminación que genera su fabricación y la eliminación de sus baterías. Desde la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid se está estudiando el impacto ambiental que representa este modo de transporte por medio del indicador de la Huella de Carbono, un indicador de sostenibilidad ambiental que cuantifica las emisiones de gases de efecto invernadero que se producen en el ciclo de vida de un producto.
La “huella” de una eléctrica es 16 veces inferior a la de un coche convencional, y 6 veces menor al de una moto de baja cilindrada
En este caso se estudia la fabricación, venta, uso, mantenimiento y fin de vida de la bicicleta eléctrica. Según estudios previos publicados por Ecoinvent, una e-bike genera unos 300 kg de CO2 durante todo su ciclo de vida, recorriendo una media de veinte mil kilómetros. La extracción de los materiales y el ensamblado de la bicicleta representan el 60% del impacto ambiental. El 40% restante se divide en un 7% por su consumo eléctrico, un 29% corresponde al mantenimiento y repuesto de sus elementos y, finamente, un 4% se achaca a la eliminación de los componentes al final de su uso.
Y sí, es un vehículo “limpio”. La Huella de Carbono de una eléctrica es 16 veces inferior a la de un coche convencional y 6 veces menor al de una moto de baja cilindrada. Respecto a una bicicleta convencional, la eléctrica emite un 60% más de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
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